El movimiento de música urbana como medio de joseo


Los efectos de la desigualdad en cualquier lugar terminan creando situaciones que luego se hacen muy difíciles de superar para los Estados, como el fenómeno de la pobreza, condición en la que las personas, por instinto natural de supervivencia, acaban ingeniándose todo tipo de estrategias para poder mantenerse con vida y con la esperanza de algún día salir de tan indignantes circunstancias.


Sin embargo, dichas estrategias pasan a convertirse en hábitos que se heredan de generación en generación, se establecen y se reinventan a medida que evolucionan los tiempos, transformando así las relaciones de convivencia, de comercio, y alterando la manera en que concebimos esas relaciones, y, por consiguiente, la manera en que fueron concebidas originalmente.


Hoy día en los barrios de nuestra República Dominicana se configura una especie de "movida solidaria" con jóvenes que viven atrapados en el mundo de la delincuencia callejera. Dicha actividad consiste en usar el movimiento underground existente en la industria de la música urbana como un canal para obtener ganancias económicas y aceptación social, y con eso ir apartartándose de la vida que han estado llevando.


Se trata de convertir a estos jóvenes en figuras conocidas por medio de alguna controversia en la redes sociales, asimismo popularizar su imagen a través de la grabación y puesta en circulación de alguna canción cuyo ritmo y melodía logren contagio por su asociación con los formatos musicales de moda, y que la misma, además, escandalice debido a la ausencia de contenido, o porque de existir el mismo raye en lo vergonzoso, lo morboso o lo obsceno. 


Esto es algo por demás ya muy conocido. Todo el mundo lo critica, todo el mundo lo cuestiona, mayormente desde una postura moralista, con argumentos que solo atacan a quienes producen este tipo de creaciones y, en ocasiones, a quienes lo promueven. La realidad es que, hasta cierto punto, es comprensible la producción y reproducción de esta clase de productos audiovisuales, ya que quienes participan de la industria musical local se deben a la lógica de un mercado que se alimenta de lo banal y del espectáculo, sin importar lo ridículo que resulte; se trata de vender y generar dinero y visitas, muy lejos de fomentar el desarrollo cultural e intelectual. Todo esto valiéndose de las altas deficiencias cognitivas que tiene la mayor parte de la población pobre y de un sistema educativo sencillamente obsoleto, atrasado y que solo sirve para crear empleados.


El impacto social de tal fenómeno en el entretenimiento es más que evidente y nocivo, ya que somos lo que consumimos y la música (que se dice es el alma de los pueblos) crea cultura, y esta, a su vez, es (como diría Alexis Peña) "Todo lo que hacemos, todo lo que somos".


La repetición en el arte es, sin duda, un proceso bastante poderoso que logra sin ningún obstáculo su único cometido: penetrar en nuestro subconsciente. Es por eso que mucho del saber popular lo obtenemos en forma de cánticos, refranes, aforismos, adivinanzas y otras formas de reproducción de las ideas de manera oral. Por lo que resulta un hecho verificable que niños, niñas, jóvenes y adolescentes se encuentren bajo la influencia de las ideas que asimilan a través de las canciones y la música que consumen, a partir de las cuales se crean imaginarios de toda clase con los que luego orientan su conducta, su pensamiento y su accionar social y político.



Reynaldo Brioso Manzueta

@soymalamasa

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